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Opinión

La primera piedra del ‘Museo del Deporte Dominicano‘

‘DEPORTE DE PRIMERA’

Por Antonio Valdez/Periodista-escritor

La primera vez que escuché la frase ‘Museo del Deporte’, era un imberbe niño de poca edad. De eso hace bastante tiempo.

Corría el mes de octubre de 1970 cuando el hoy Inmortal de esta importante área en República Dominicana, Caonabo Almonte Mayer, entonces funcionario de la Compañía Anónima Tabacalera (CAT), colocó la primera piedra en terrenos de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCAMAIMA), para lo que sería el hogar del ‘Museo Nacional del Deporte’.
En ese edificio estaría el recuerdo físico de aquellos héroes que iniciaron, continuaron y enaltecieron el deporte dominicano.

Pero, han transcurrido 52 años de aquel momento histórico y todo sigue como el primer día.
Imagino que la yerba imperecedera del tiempo cubrió aquella primera piedra, porque el oído escuchó a quienes hablaron allí, y el viento reventó el hilo que los suspendía en el espacio, yéndose las palabras ‘en banda’, como las chichiguas y capuchines de nuestra infancia.

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La juventud de la época observó los atletas -nacionales y extranjeros- durante la celebración de los famosos XII Juegos Santo Domingo ’74, pero en estos momentos, ¿qué exhibir de los atletas nuestros que allí compitieron? Nada.

¿Dónde está la única presea de oro que logró el pesista Amaury Cordero? ¿Y los logros de San Lázaro de la Cruz? Recuerdo que en esa cita regional, los organizadores exhibieron pines, pozuelos, brochours, volantes y otros objetos de colección alusivos al evento regional. ¿Dónde podemos exhibirlos? En ningún lugar.

Y las hazañas de nuestros peloteros, tanto en el plano local como internacional.

Hoy, los jóvenes que nacieron después del año 2000, no conocen el historial deportivo de los beisbolistas Sammy Sosa y Pedro Martínez. Ni las hazañas de Félix Sánchez o las chicas llamadas ‘Reynas del Caribe’, en el voleibol.

La materia prima inicial con la que se hizo el deporte está ahí, silenciosa, esperando que alguien la recopile y existen muchos entendidos en esta materia; la reúna, recopile y muestre.

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Los de mayor edad contarán a los más jóvenes que Osvaldo Virgil fue el primer pelotero criollo en jugar en Grandes Ligas. Que Juan Marichal está en Cooperstown… Y los tenagers preguntarán ¿Albert Pujols igualaría a David Ortiz? Y en el plano local, ¿Igualaría Luis Polonia a Miguel Diloné?

Esas historias sólo pueden evaluarlas la historia documentada, y un museo; en el fondo, es eso, la propia historia estadística y gráfica más sobresaliente de la cultura nacional.

Después que pasen los años, los jóvenes que llegarán a una edad más madura, podrán comprobar que las leyendas escuchadas entre los de más edad, sólo pueden confirmarse con los ojos de la historia convertida en museo.

El museo no es nada más que la institución que conserva y expone objetos de valor relacionado con la actividad, convenientemente ordenada para su exhibición.

*Antonio Valdez es un reconocido periodista-historiador deportivo, autor de los libros ‘Voleibol dominicano entre saques, voleos y remates’ y ‘Educación Física bajo sol, lluvia y sombra’.

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