El electrificante Elly De la Cruz tras inédito club de 40 bases robadas y 90 jonrones en Grandes Ligas

SANTO DOMINGO.- El joven torpedero dominicano Elly De la Cruz terminó el primer mes de temporada con 8 jonrones y 18 bases robadas para los Rojos de Cincinnati, unos números históricos en cualquier mes en las Mayores, y ya esas extraordinarias estadísticas lo perfilan con posibilidades de establecer un récord inédito en el béisbol como es alcanzar la marca de 40-90.

Para el analista de béisbol Thomas Harrigan, de MLB.com, el quisqueyano amenaza el referido registro, el cual se colocaría por delante de aquella excepcional temporada del venezolano Ronald Acuña Jr, de los Bravos de Atlanta, quien en la temporada 2023 se convirtió en el primer jugador en coleccionar más de 40 jonrones (41) y más de 70 robos (73).

Según estima Harrigan, De La Cruz, de apenas 22 años, quien tiene un robusto promedio ofensivo de 280, porcentaje de embasarse de .389 y slugging de .579, proyecta una producción de 42 vuelacercas y 94 bases robadas.

Dio señales como novato en 2023

Destaca que De La Cruz mostró herramientas eléctricas en bruto como novato en 2023, registrando algunas de las bolas bateadas más duras de la MLB y carreras individuales más rápidas, así como la asistencia más rápida de un jugador de cuadro según el seguimiento de Statcast (desde 2015).

Sin embargo, la producción ofensiva del jugador ambidextro no se alineó completamente con el conjunto de habilidades. En 98 juegos con los Rojos, bateó .235 con 13 jonrones, 35 robos y OPS de .710 (OPS+ de 89), ponchándose 144 veces en 427 apariciones en el plato.

Renglones por corregir

Dejar de irse con pitcheos fuera de la zona como sucedió en el 2023, un comportamiento clásico en los jóvenes jugadores que sólo la experiencia y el enfoque ayudan a corregir. El nativo de Sabana Grande de Boyá, provincia Monte Plata en la República Dominicana, sufrió 144 ponches en 388 turnos al bate, y negoció sólo 35 transferencias, aspectos que provocaron el débil promedio ofensivo de .235.

En el primer mes de la temporada 2024 suma 39 ponches en 107 visitas al plato, con 17 bases por bolas negociadas, por lo que deberá seguir trabajando en la disciplina en el plato.

Si bien De La Cruz ha mostrado más disciplina contra malos lanzamientos, ha sido más agresivo atacando a las ofertas más bateables y les está haciendo mucho más daño en comparación con 2023.

De La Cruz ha aumentado su tasa de swing en lanzamientos en el corazón de la zona (definidos como lanzamientos que son más anchos que una pelota de béisbol dentro de la zona de strike) al 69.5% y tiene slugging de .923, el más alto en la MLB (mínimo 50 PA). ) — en esos lanzamientos. Siete de sus ocho jonrones se produjeron en lanzamientos realizados en el corazón del plato.

El año pasado, su tasa de swing en lanzamientos en el corazón de la zona fue del 66,4% y tuvo slugging de .574 contra ellos.

De La Cruz ha aumentado su tasa de swing del 69,4% al 84,6% y su porcentaje de slugging de .432 a 1.231.

La tasa de roletazos de De La Cruz sigue siendo bastante alta, 52,9%, pero ha estado exprimiendo más valor a sus elevados y líneas al golpearlas con más fuerza, en promedio, que hace un año. La velocidad promedio de salida de De La Cruz con pelotas en el aire ha aumentado de 95,2 mph a 99,7 mph año tras año.

En general, casi el 30% de sus bolas bateadas esta temporada han sido duras (velocidad de salida de más de 95 mph) y en la zona óptima del ángulo de lanzamiento (de 8 a 32 grados), en comparación con solo el 16,3% en 2023.

Sólo cinco bateadores (mínimo 50 bolas bateadas) lo han hecho con más frecuencia en 2024.

No es sorprendente que esto también haya llevado a más barriles (bolas bateadas con la combinación óptima de velocidad de salida y ángulo de lanzamiento, que generalmente resultan en extrabases) para De La Cruz, cuya tasa de barriles ha pasado del 8,5% al ​​17,6%. (El segundo aumento más grande de MLB de 2023 a 2024).

Sume todo y el wOBA esperado de De La Cruz (una métrica de Statcast que toma en cuenta la calidad del contacto, los ponches y las bases por bolas) se ha disparado de .303 (percentil 20) a .403 (percentil 95).

Si bien 126 apariciones en el plato no es exactamente una muestra grande, sigue siendo significativa para hacer una comparación con su temporada de novato. Como muestra el cuadro a continuación, nunca estuvo remotamente cerca de desempeñarse tan bien en un lapso de 100 apariciones en el plato como novato.

De La Cruz es uno de los jugadores más rápidos de las Mayores, pero la velocidad bruta no es la única razón por la que actualmente está en camino de convertirse en el primer jugador desde Rickey Henderson en 1988 en robar al menos 90 bases en una temporada.

Su mayor porcentaje de embase tampoco ha tenido tanto impacto como se podría pensar: en realidad está promediando un poco menos de oportunidades (definidas como apariciones en el plato donde un corredor estaba en primera o segunda con una base abierta frente a él). por partido que el año pasado.

De La Cruz, sin embargo, ha estado despegando con mucha más frecuencia que en 2023. Su porcentaje de intentos de robo por oportunidades ha aumentado del 40,6% (43 intentos, 106 oportunidades) en 2023 al 67,7% (21 intentos, 31 oportunidades).

Sorprendentemente, también ha logrado aumentar su eficiencia, pasando de una tasa de éxito del 81% al 86%. ¿Cómo? Consiguiendo mejores saltos, lo que ha hecho aún más difícil para los receptores rivales detenerlo.

El velocista ha aumentado su distancia promedio primaria en intentos de robo de 11.8 pies a 13.5 pies, mientras que su distancia promedio secundaria, que refleja el salto que ha dado un corredor en el momento en que el lanzador lanza el lanzamiento, ha aumentado de 20.3 pies a 22.8 pies. Puede que no parezca mucho, pero la diferencia entre un intento de robo exitoso y uno fallido suele ser cuestión de centímetros.

Lo sorprendente es que De La Cruz aún no es un producto terminado. Ni siquiera cerca. Tiene solo 22 años, menos de 130 juegos en su carrera y está haciendo todo esto a pesar de poncharse el 31% del tiempo y golpear la pelota en el suelo significativamente más que el jugador promedio.